2382 - Compañera
A una gata llamada Manuela
No son muchos sus años, pero ha sido
fiel, perdurable compañera de oro;
sabe entrever felicidad y lloro,
y en cada cual comenta sin sonido.
Su proceder no es siempre comprendido;
juzgado a veces señorial decoro,
y a veces desapego, o deterioro
del sentimiento más comprometido.
Pero en el fondo, tras el brillo intenso
de su mirada, un ángel indefenso
balbucea cariño en duermevela.
Nadie más cerca o menos discordante,
pese a su gesto apático y distante,
que este afelpado bulto de Manuela.
Los Angeles, 3 de junio de 2010