2442 - Los huesos del recuerdo
Me lame el rostro el aire vespertino;
otra jornada insustancial se cierra,
y otra noche vacía desentierra
blancos huesos al borde del camino.
El recuerdo tiene algo de divino,
y mucho más de humano; se lo entierra,
cadáver contumaz, pero se aferra
a lo inmortal, y resucita; es vino
que cuanto más reposo y sombra obtiene,
de más raigambre y madurez deviene,
es Baco enardeciendo a las bacantes.
Y es en noches como ésta, de aislamiento,
que sus huesos se agitan, y presiento
que regresan a mí, beligerantes.
Los Angeles, 25 de agosto de 2010