2525 - Leda
Era tan bello el cisne…Se movía
con esbeltez de recta, y galanura
de celeste parábola, figura
de casi un dios en gracia y osadía.
Desplegando las alas me envolvía
en abrazo sensual. Mi vestidura
deslizóse a los pies, y en mi cintura
sus plumas eran lúbrica agonía.
Nunca entendí el enigma complaciente
de su penetración, tan diferente
de cuanto siempre hubiera imaginado.
Tuvo que ser un dios, exuberante,
volcán en erupción, fibra de amante,
quien a mi carne se quedó clavado.
Los Angeles, 12 de diciembre de 2010