2573 - Voy a hablarte de amor (II)
No morirán con él los ruiseñores.
Volverán a cantar, en un futuro
más o menos temprano, más maduro,
al acallar la sangre sus clamores.
Rueda la vida en ciclos interiores
de nacimiento y muerte, claroscuro
en reinvención perenne, y contramuro
en defensa de agónicos temores.
Porque hay resurrección tras cada muerte,
porque el dolor, con tiempo, se convierte
en nuevo gozo nunca anticipado.
Porque nunca es el fin definitivo,
y aunque hoy sienta morirme, sigo vivo,
y mañana, quizás, enamorado.
Los Angeles, 21 de febrero de 2011