2600 - Reincidente
No sé cuánto de mi alma permanece,
ni si agoniza o ya murió el sobrante.
La fui entregando cuando, trashumante,
iba de cuerpo en cuerpo. Me enfurece,
o tal vez solamente me entristece,
mi esplendidez e ingenuidad de amante,
transvasándome intacto, instante a instante,
a quien, por lo que vi, no lo merece.
Y al quebrarse el cristal de cada sueño,
se me restituyó sólo un pequeño
fragmento dolorido, ensangrentado,
que se regeneraba lentamente,
hasta volver, ingenuo reincidente,
por el mismo sendero antes andado.
Los Angeles, 21 de marzo de 2011