2648 - Tacto de mano y mente
Se me apacigua el tacto de la mano,
sobre tu piel, ayer, incandescente;
mas sobrevive el tacto de la mente,
ceñido en torno a ti, nudo gordiano.
Qué infortunio; tu cuerpo tan lejano,
y en mi cerebro arpón tan insistente,
hincándose espectral, siempre vigente,
sin que adviertas mi yugo cotidiano.
Uncido voy en afanosa yunta
de espina y rosa, y ésta se pregunta
las razones de tal contrasentido.
¿Por qué te siento íntimamente mía,
si el tacto de mi mano es sinfonía
de orquesta muda, colibrí dormido?
Sobre el Atlántico, 23 de mayo de 2011