2650 - Las cosas fluyen
Deshojándose va mi otoño austero.
Desnudo estoy en el paisaje frío
que desertaste ayer. Qué poderío
detenta tu presencia, y qué ligero
llega el cambio de tiempo. Ya no quiero
volver la vista atrás. Cuanto fue mío,
luz y color, adquiere el tono umbrío
de malaventurado forastero.
Las cosas fluyen ciegas. Su corriente
nunca vuelve hacia atrás, hacia la fuente,
sino que avanza inexorable al mar.
Y así voy yo hacia inevitable invierno.
Dirá la última nota en mi cuaderno:
“Amé, sufrí. Me voy a descansar”.
Los Angeles, 29 de mayo de 2011