2674 - Mastectomía (III)
¿Y el hombre que me amaba, o el que pueda
voltear en mi órbita algún día?
¿Cómo el umbral de la galantería
podrá ser franqueado? Se me enreda
la mente en los temores. No hay vereda
que ayer no recorriera, ni energía
que no dilapidara en rebeldía.
Y hoy sólo cruda cicatriz me queda.
Sin embargo, una voz íntima, suave,
dice, dentro de mí, tener la clave
de este clima de miedos que me oprime.
Si alguien viene en amor, y se retira,
váyase, pues. Su cántico es mentira.
Vendrá después quien por tu esencia gime.
Los Angeles, 2 de julio de 2011