271 - Perdida
Llegada y ya perdida en la ciudad;
la mano de la noche tenebrosa
se aferra a tu vestido, sigilosa,
con apariencia de malignidad.
Las madrigueras de la oscuridad
protegen sus espectros, y medrosa
ves en cada adoquín, en cada losa,
pies que te siguen con hostilidad.
Y aceleras el paso, y los temblores
se transforman en álgidos sudores
al roce de cien manos invisibles.
Y al fin la luz, los signos familiares,
la música confusa de los bares...
y otra vez tus sonrisas apacibles.
Los Angeles, 21 de septiembre de 1999