2743 - Sin huella
Se han abierto ventanas en mi vida,
y rostros de mirada incandescente
me han reclamado apego y, complaciente,
les he prestado cálida acogida.
En arrebato entraron, y encendida
la llama del hogar doró el ambiente.
Bebimos y danzamos, y la ardiente
noche de amor quedóse al fin dormida.
Rompió el día. Los ruidos mañaneros
entreabrieron los ojos forasteros,
que iniciaron el éxodo. La estrada
los fue arrastrando en su habitual bullicio.
Y yo pensé: Qué inútil ejercicio
llegar, partir, sin huella en la pisada.
Los Angeles, 13 de octubre de 2011