2745 - De noche
Llamadas insistentes a la puerta,
como quien huye de implacable acoso
y le asegura súbito reposo
la única luz del arrabal despierta.
La entreabrí. Melancólica y desierta,
la calle era retablo silencioso
de sombras inactivas. Y el sedoso
tono cercano de una voz me alerta.
La joven pide asilo. No cuestiono
sus motivos; me basta el abandono
con que grita en silencio su mirada.
Conversamos. Bebemos. Sonreímos.
Se acerca y me da un beso. Convenimos
en que se quede aquí hasta la alborada.
Los Angeles, 14 de octubre de 2011