2747 - Háblame (I)
Mansa tarde otoñal, recogimiento
mental y sensorial, luz desteñida
citando a intimidad, mano tendida
en solicitación y ofrecimiento.
Voy a sentarme junto a ti, avariento
de tu palabra diáfana, mullida,
campanilleo de oro, que convida,
más que a proximidad, a acoplamiento.
Háblame sin cesar. No he de frenarte.
Para la percepción, para escucharte
vestido vengo de silencio y calma.
Me he expresado en exceso en cien lugares.
Impárteme tu afán, háblame a mares,
séllame tus palabras en el alma.
Los Angeles, 16 de octubre de 2011