2749 - Toda serenidad
Duerme la noche en apacible abrazo
de la llovizna gris, bajo el acecho
de rígidas farolas, y en mi lecho
duermes tú; te contemplo y me solazo.
Toda serenidad. Ni un ramalazo
leve y fugaz, como quien ha deshecho
la red de cada músculo. En el pecho
rítmica ondulación a lento plazo.
Difícil inferir de tal figura
la mujer exaltada que aventura
cada escarceo y técnica de amor.
Descansa, audaz amante, sueña y trama
nuevas acciones tácticas. La cama
nos brindará otro duelo agotador.
Los Angeles, 17 de octubre de 2011