2755 - Hoy como ayer
Renacida la luz, su lengua muda
llamó tu nombre, que la sombra ignora.
A aquel tenue destello de la aurora,
que nadie percibió, te vi desnuda.
Y pensé ir hacia ti. Tuve la duda
de cómo confrontar la tentadora,
súbita aparición, y aún me devora
la flaqueza de ayer, que hoy se reanuda.
Cruzas, vestida, frente a mí, aleteo
de sedas y esbeltez, pero te veo
como te vi, en tu imagen más genuina.
Y aún no logro llegarte, aunque la mente
a ti me impele a ritmo de torrente,
y el corcel de mi sexo se amotina.
Los Angeles, 20 de octubre de 2011