2770 - Llegas
Llegas rompiendo el aire, apresurada,
sobre los hombros siglos de vacío,
cubriéndome la piel, lúbrico río
desaguando temblor sobre la almohada.
Mi noche, luz y miel, deshabitada
de esmeros grises, luce el atavío
de galán que, ignorando el graderío,
fija sólo en su dama la mirada.
Se han cerrado las puertas de la ausencia,
y no nos queda más que la evidencia
de este presente por el que has entrado.
Desnuda eres más bella y, si tendida
en paralelo a mí, desinhibida,
serás la apoteosis del pecado.
Los Angeles, 28 de octubre de 2011