2781 - En cadenas (IV)
Desde mi cárcel de palabras grito,
si bien la voz es mansa y afectiva;
cuanto me eleva, me hunde o me cautiva
resonará en cada mensaje escrito.
No soy lengua de nadie, mas te invito
a repetir mi voz, si te motiva.
Tú, y quien te escuche, al mantenerla viva
le otorgaréis valor de plebiscito.
Cada cual se verá en mi íntimo espejo,
pues nada es mío propio; me asemejo
a cuantos sucumbieron algún día.
Y al cantar mis eufóricas locuras,
o llorar mis infaustas desventuras,
aliviarán un tanto su agonía.
Los Angeles, 1 de noviembre de 2011