2806 - Derrotas (III)
Recuerda en el laurel, y en la caída,
su temporalidad. Nada es eterno.
Te enfrentarás a veces a un infierno
de abatimiento, de sangrienta herida.
Escalarás a veces la florida
cumbre del triunfo en su esplendor externo.
Y en ambas, ya en fervor o en desgobierno,
te juzgarás marcado de por vida.
Y no es así. Las ruinas se adormecen,
y los brillos del triunfo palidecen,
quedando abiertos horizontes nuevos.
Ya pierdas o prosperes, reflexiona:
Tanto al harapo como a la corona
los están acechando los relevos.
Los Angeles, 16 de noviembre de 2011