2809 - Derrotas (VI)
Una tarde zarpó tu carabela
sobre el abierto mar a otro destino,
quedando yo en la dársena, marino
sin barco ni patrón, viendo la estela,
plata y azul, que el alma me congela,
como un adiós al fondo del camino.
Y no sé si lo acepto o si me obstino
en pintarme un paisaje de acuarela.
Habrá ésta sido mi peor derrota,
viéndote en mi silencio tan remota
como si nunca hubieras existido.
Mas recuperaré fe y energía,
y aun insistiéndome en llamarte mía,
viviré en el dolor, mas no abatido.
Los Angeles, 17 de noviembre de 2011