2812 - Transparencia (III)
Entramos al Café. Libre la mesa
en el rincón aislado, semioscuro,
bajo las acuarelas que en el muro
nos susurran de amantes en calesa.
Nadie te ve. Sobre el ambiente pesa
densidad de humo y voces. Me aventuro
a pedir dos cafés, y le murmuro:
“Sin leche el de la dama”. No hay sorpresa;
ni inquiere ni se asombra el camarero.
Sirve y se va. No soy, quizá, el primero
que habla solo, o con alguien invisible.
Pero tú estás aquí, y en mi retina,
palpitante mujer, brasa genuina,
si bien a los demás imperceptible.
Los Angeles, 20 de noviembre de 2011