2850 - Sirena (I)
Naufragó. Y en su mar, el marinero
se oscureció en profunda sepultura.
Su muerte (¿no son todas?) prematura
tiñó el agua de luto, y el hondero
de los dioses lanzó un nuevo lucero
al denso techo de la noche oscura.
Braceaba en las olas la figura
del mascarón de proa del velero,
libre ya, melancólica sirena,
que en la desolación de un alma en pena
busca en la costa faro o atalaya.
Surgió la luz lejana, amortecida,
y como una ola más, casi sin vida,
se desplomó en la arena de la playa.
Los Angeles, 20 de diciembre de 2011