2857 - Sirena (VIII)
No quiero soñar más, que me hace daño.
Tu destino es de mar, yo soy de tierra.
Y aunque mi cuerpo a tu mitad se aferra,
mi corazón se reconoce extraño.
Contra mi propio proceder me ensaño,
por llamar a portal que se me cierra.
¿De qué me sirve combatir en guerra
perdida de antemano al desengaño?
Sigue tu estrella, aunque jamás la apreses,
si te llama su luz. Que los reveses
no detengan tu marcha: Es el camino
lo que debe incumbirte, no la meta,
mientras brille ese rayo que te reta,
ya sea deslumbrante o mortecino.
Los Angeles, 22 de diciembre de 2011