2921 - Bek (VII)
Te converso en voz baja en mis andares,
en soledad de ti, sin ser oído
de extraños transeúntes. No hay gemido
bordando mis palabras, ni hay cantares.
Es sólo intimidad; las familiares
frases de siempre, de las que han huido
tonos declamatorios y el sonido
de exaltación que rige en los hogares.
He comenzado, amigo, a referirte
mis cuitas e intenciones, y a reunirte
de nuevo, por la fe, con tu patrón.
Pues aunque te hayas ido, sobrevives
a mi lado y en mí. Ven, no te prives
de prorrogar tu vida en mi adopción.
Los Angeles, 7 de marzo de 2012