2933 - Tiempo
Me hostigan los venablos de las horas
en su incesante y uniforme giro.
Menos insignes cuanto más las miro,
aun juzgándose tan reveladoras.
Me recalcan las máximas sonoras
que a menudo escuché, mas ya no admiro,
que el tiempo es oro, que huye en un suspiro,
o bien sobre sus dotes redentoras.
Mas ni me hace pensar ni me reprime
su zancada ligera, ni me imprime
congoja o ansiedad su acontecer.
El tiempo es sólo un punto que, perdido,
por otro idéntico es sustituido,
y a quien otro tendrá que suceder.
Los Angeles, 15 de marzo de 2012