2972 - Ay, mujer
Ay, mujer, de recónditos senderos
que sólo tú conoces, torbellino
de ansias voraces, exquisito vino
en cáliz de oro, y alma de boleros.
Ábreme los secretos derroteros
conducentes a tu íntimo destino,
que vengo fatigado, peregrino
de cien itinerarios forasteros.
Traigo la piel sangrante, a dentelladas
de fauces ambiciosas, en jornadas
ya dignas del lamento o del olvido.
Quiero adosarme a ti, mano de seda,
cuerpo otoñal el mío, que se hospeda
en tu propia figura, malherido.
Los Angeles, 20 de abril de 2012