298 - Serenidad
“Todo pasa; sólo la serenidad permanece.” (Lao-Tse, c.565 a. C.)
Los ojos de la noche cierra el viento
con suavidad de tibias mariposas,
y acaricia el aroma de las rosas
la soledad del campo soñoliento.
Sobre el lago ha cesado el movimiento,
y es ya un espejo de aguas luminosas
en cuyo fondo brillan temblorosas
estrellas de remoto firmamento.
La luna asciende silenciosa y lenta;
con grácil gesto levemente ahuyenta
la penumbra, que cede a su fulgor.
Y yo te observo junto a mí dormida,
la apacible sonrisa suspendida
sobre tu rostro, inmóvil ruiseñor.
Los Angeles, 14 de diciembre de 1999