3007 - Beso de cristal
Recuerdo un beso de cristal. Me vino
como alondra en verano, tan seguro,
tan absorbente, y a la vez tan puro,
que se hizo hostal después de ser camino.
Tras él vibraba el ímpetu felino
y el candor que eras tú, que aún hoy conjuro
a alzarse de las sombras, y procuro
reincorporar, de ayer, a mi destino.
Hay besos que nos marcan, que se adhieren,
tatuaje en nuestra piel, y nos confieren
inevitables ansias de volver.
Mas los besos, y amantes que nos besan,
tuvieron su momento, y no regresan.
Ah, la fatal tristeza de perder.
Los Angeles, 6 de junio de 2012