3149 - Yunque
A golpe de martillo y por el fuego
cobra vida el portento de la espada,
hoja de doble corte, plateada,
puño de filigrana, palaciego.
Presta a herir, o a matar, lúgubre juego
del sicario sin alma, en emboscada,
de ágil acción, veloz en retirada,
y sin perder un punto de sosiego.
Yo fui yunque, y los golpes de la vida
moldeáronme el alma; cada herida,
si más sensible, me dejó más fuerte.
El dolor vigoriza si no mata.
Quien hiere, tiene el alma de hojalata,
que es a un paso tan sólo de la muerte.
Los Angeles, 12 de febrero de 2013