3167 - Llama
¿Por qué el temblor, en ti y en tus hermanas,
si al frío sois ajenas? ¿Tal vez miedo?
¿A qué y por qué, si vuestro propio enredo
causa pavor en sierras y sabanas?
Etéreas y sutiles, si lejanas;
pero, si acariciadas con el dedo,
morderéis como víboras. No puedo
integrar destrucción y filigranas.
Me alumbras, entretienes y caldeas,
mas guardo la distancia, pues flirteas
entre delicadeza y destrucción.
Tan bella, tan gentil, tan seductora,
se te admira y también se te deplora
en tu fundamental contradicción.
Los Angeles, 21 de febrero de 2013