3170 - Zarpazo
El beso, la caricia y el abrazo
son casi etéreos, levedad de estrella;
nada, ni en alma o piel, dejará huella
como la dentellada del zarpazo.
Amor viene de frente, hacia el regazo,
con sed de eternidad, y sin querella;
se hace promesa y pacto, con que sella
la consistencia de intención y lazo.
El dolor, alevoso y retorcido,
ataca por la espalda y al descuido;
aquél en luz, mas éste en sombra nace.
Sea súbito el fin, aunque sangriento,
más bien que sucumbir de agotamiento,
múltiple, interminable desenlace.
Los Angeles, 3 de marzo de 2013