3172 - Viento
Por cumbres y mesetas peregrino,
sobre mar azulado navegante,
tu espíritu agitado, trashumante,
no precisa de rumbo ni camino.
Anárquico en tu andar, y clandestino;
¿te avergüenzas, tal vez, de tu semblante?
Merodeas mi casa y, ululante,
la abrazas en furioso torbellino.
Con invisibles puños bataneas
ventanales, tejados, chimeneas,
exigiendo tu entrada de visita.
¿Cómo admitir a extraño viajero,
evasivo y hostil, sin ver primero
la portada a su empuje circunscrita?
Los Angeles, 4 de marzo de 2013