3180 - Umbral
Soledosa y prolija mi jornada,
perenne flujo de cansado río,
falto de hogar que se titule mío,
he iniciado, por fin, la retirada.
Ya no miro hacia atrás; cada pisada
tan leve fue, tan huérfana de brío,
que apenas dejó huella, y hoy me guío,
más que por caminar, por la llegada.
Acabo de acceder a tus umbrales,
y llamo, como el viento, a los cristales,
intentando infiltrarme, si no abrieras.
Pero sé que abrirás; y mi sonrisa
te hará saber que ya no voy con prisa,
y me dirá la tuya que aún me esperas.
Los Angeles, 7 de marzo de 2013