3199 - Horas
Fugaz el tiempo y, a la vez, tan lento,
alas de espuma o pies desfallecidos,
se nos escapa, o deja sumergidos
en irritante calma de convento,
donde nada sucede, y hasta el viento,
abrazado a los troncos retorcidos
del olivar, acalla sus sonidos,
durmiéndose en extático aislamiento.
Las horas ruedan, para algunos, lentas,
sabor a infinitud, o en turbulentas
coyunturas de llanto y orfandad.
Mas para los amantes se apresuran
en vuelo irreprimible, y desfiguran
el festival de su complicidad.
Los Angeles, 19 de marzo de 2013