3224 - Regreso
En el opaco atardecer lluvioso,
te vi partir, sentado a la ventana.
Tu silueta tornábase lejana,
y mi entorno, sin ti, más soledoso.
Te absorbió al fin la esquina, y a mí el foso
donde aúlla el miedo, y el dolor hilvana
su rosario de penas, y se afana
desgarrando la piel de mi reposo.
Dijiste de volver, mas la tibieza
de tu beso final sembró tristeza
en mis tambaleantes esperanzas.
Y, no obstante, contemplo cada día,
tras el cristal, la calle, triste y fría,
tan sola como yo en mis añoranzas.
Los Angeles, 15 de abril de 2013