3390 - Humedad
Te ha empapado la lluvia, lluvia de oro,
camuflaje del dios sobre la dama;
el mismo dios que juguetea y brama
bajo apariencia lúbrica de toro.
No vengo a ti en disfraz, mas incorporo
idénticos instintos, amalgama
de bestial y divino, que reclama
la humedad que te brota en cada poro.
Y aquella otra que surge del deseo
con impulso de fiera, y aleteo
de improvisada, cálida caricia.
Déjame resbalar por tal rocío,
pues su contacto intensifica el brío
que a base de tremores nos desquicia.
Los Angeles, 18 de agosto de 2013