3437 - Ermitaño
La soledad, que asfixia en el gentío,
se torna placidez en el desierto.
El eremita vive, pero ha muerto
al mundo, a su atracción, su poderío.
Sociedad y pasado son navío
sumergido en el mar; ciudad y puerto,
huellas confusas, o recuerdo incierto,
con impacto de cántaro vacío.
Mas en las noches cálidas, oscuras,
sueños vivos de impúdicas figuras
se adhieren a su piel como serpientes.
Lucha con ellas, reza, se flagela,
y al fin se esfuman sin dejar estela…
para volver mañana, persistentes.
Los Angeles, 16 de septiembre de 2013