361 - Cristiano
Enterremos la cruz de la Pasión,
violencia y sangre sobre cuerpo inerte:
no somos herederos de la muerte,
somos hijos de la Resurrección.
Álcese en cantos de celebración
la voz de la campana, y mientras vierte
gozo sobre los campos, nos despierte
del sueño a nuestra extática Ascensión.
Nueva luz, nueva paz, nuevo camino
para los pies desnudos; trigo y vino
la única provisión en el morral.
Y en la noche, la lámpara encendida
en alegre vigilia, que la vida
tendrá un nuevo principio a su final.
Los Angeles, 6 de junio de 2000