3703 - Aristócrata
Por tus obras te juzgo, y tu conciencia,
no por la antigüedad del apellido;
desnudo, como yo, fuiste nacido,
y el llanto fue nuestra única elocuencia.
O se es de realidad o de apariencia;
soy hijo de mis actos, definido
por mi propio quehacer, no transmitido
por arbitrarias fórmulas de herencia.
Apoyarse en escudos y blasones,
es relegar las propias decisiones
por las hazañas de alguien tiempo atrás.
¿Ufano de sus hechos? Ciertamente.
Mas lo trascendental es el presente,
y el legado que un día dejarás.
Los Angeles, 19 de enero de 2014