372 - Deshabitado
Estoy deshabitado, sin rumores
filtrándose por puerta ni ventana;
me ignora el despertar de la mañana,
con su estrépito alegre y sus colores.
Hermético recinto, en que las flores
mueren de amarga soledad temprana,
en la sombra, el silencio y la desgana
que constituyen mis alrededores.
Sé que un mundo adyacente y verbenero,
más ficticio quizá que verdadero,
vibra, pulula, ofrece en la fachada.
Estuve en él, y le encontré vacío,
y ahora, en este rincón que llamo mío,
deahabitado vivo, con mi nada.
Los Angeles, 17 de julio de 2000