493 - Deshojándote
Rosa que la mañana abre al rocío,
rosa que estalla al sol en franca ofrenda,
rosa que borra nombres en mi agenda,
usurpando el catálogo hoy vacío.
Entre tus pétalos mis dedos guío
como siguiendo misteriosa senda,
consciente que por mucho que me extienda,
el fin, como el trayecto, ha de ser mío.
Una por una apartaré tus hojas,
a la vez que tú misma me despojas
del arraigo y apego de otras flores.
Rosa oculta, fragante, hoy a mi puerta,
tanto tiempo dormida, ahora despierta:
no del rosal, son míos tus temblores.
Los Angeles, 21 de julio de 2001