502 - Sombra
A mí añadida, sombra innecesaria,
en silenciosa servidumbre presa;
mi huella, no la tuya, queda impresa
en cada intento de labor diaria.
A la vez borreguil y solitaria,
y anclada en mí; en tu contorno pesa
fatalidad de espuma o de pavesa,
sin transcendencia, tenue, rutinaria.
Sólo para seguir fuiste engendrada,
viva sólo a la luz, y a la llegada
de la noche en veloz, discreta huída.
La claridad del alba te renueva,
efímera victoria, que no eleva
tu condición de esclava desvalida.
Los Angeles, 30 de julio de 2001