542 - Vestida de seda
La seda que te cubre es un embozo,
artificio que oculta, pero enseña;
en sus pliegues el cuerpo se pergeña,
obra pulida y a la vez esbozo.
Deslizante, en espera del retozo,
es cada curva invitación risueña,
y el tacto adquiere lo que el hambre sueña
cuando avanzo y extiendo, elevo y rozo.
Quiero y no quiero descubrirte entera,
pues sólo adivinarte, desespera,
pero es mágica desesperación.
Y las manos, que insisten, me describen
cuanto encubren los pliegues, y perciben
con doble intensidad la sensación.
Los Angeles, 16 de noviembre de 2001