547 - Soñando a la ventana
Los ecos de tus pasos son nudillos
golpeando en la puerta del deseo;
oigo tus pies, tus pensamientos leo,
y espero estremecida entre visillos.
Tus invisibles manos son rodillos
laminando mi vientre, y me recreo
en frívolo, ficticio forcejeo,
trepidando en mi pecho cien martillos.
Me circunda y me atrapa densa niebla
surgida de tu aliento, que me puebla
la mente de confusas percepciones.
Y me abandono en ti, con la inocencia
que anhela naufragar, sin resistencia,
desmantelando arcaicas prohibiciones.
Los Angeles, 20 de noviembre de 2001