593 - Ausencia que se obstina
Para soñar nacieron las distancias,
que si el amante adormecido ahuyenta,
el insomne recorta o incrementa,
gozo o dolor, según las circunstancias.
Para morir nacieron las fragancias,
breve existencia que la brisa alienta,
y casi al punto de nacer aventa,
belleza envuelta en insignificancias.
Para amar y morir nací; no puedo
decir si es la agonía o es el miedo
lo que mi vida, o muerte, determina.
Miedo de evaporarme antes de verte,
agonía de amarte y no tenerte,
leve perfume, ausencia que se obstina.
Los Angeles, 13 de marzo de 2002