595 - Nuevo amante
Ya no es mi vieja primavera, amigo;
si un tiempo florecieron mis rosales
bajo su brisa y sol, de mis umbrales
se ha distanciado ya, y no la persigo.
Hoy que sus rosas granarán contigo,
que te murmurarán sus manantiales,
y rompiendo irá en cantos matinales
su despertar, como lo fue conmigo;
bésala hoy con el brío y la ternura
con que yo la besé; porque aún perdura
sobre su piel la huella de mi beso.
Y si acaso sorprende tu mirada
mi imagen en la suya reflejada,
deja en sus párpados el tuyo impreso.
Los Angeles, 17 de marzo de 2002