698 - Ocaso
Desde la cota de mi edad cansada
mis ojos ven tu edad efervescente;
tú en ascenso tenaz de la vertiente,
yo en la fase final de mi jornada.
En el crepúsculo, la luz dorada
matiza de colores el ambiente,
frenando el paso lúgubre, inminente,
de la noche que anuncia su llegada.
No hay más claro esplendor, más puro encanto,
que el principio del fin, antes del llanto,
cuando la vida en paz se nos derrama.
En este ocaso vivo, luminoso,
ajeno a sombras, criptas y reposo,
arde en mí para ti la última llama.
Los Angeles, 13 de diciembre de 2002