708 - Grito
Alzo en la noche silencioso grito,
perdido fuera de mis soledades,
sólo resuena en las concavidades
del alma que me habita, y en que habito.
Mi voz clama tu nombre, a él me limito;
con él no hay confusión ni ambigüedades,
pues las más entrañables realidades
que forman tu entidad en él visito.
Al llamarte, mi sangre te reclama,
y el alma, compulsiva, se derrama
como un río incapaz de detenerse.
Y como el río arrastro tu paisaje,
y ese es el íntimo, integral mensaje
que de mi grito puede desprenderse.
Los Angeles, 18 de enero de 2003