729 - Noche de paz
Regado estoy de paz que de ti mana,
qué descanso obtenido sin contienda;
el fuego en el hogar es roja ofrenda
a que la noche ahuyente la mañana.
Dame el silencio que en quietud hilvana
sonrisas luminosas, y trascienda
de un alma a la otra, en paralela senda,
este alborozo inmóvil que nos gana.
El tiempo se detiene; ya no hay horas
en cíclico viraje, no hay auroras
avanzando en cuadrigas apremiantes.
Sólo un punto, un perfil contemplativo,
y un mundo absorto al escuchar cautivo
la callada canción de dos amantes.
Los Angeles, 8 de marzo de 2003