740 - Un solo adiós
Vivo de ti, doliéndome contigo,
derramando tus lágrimas, ya mías;
y sonrío tus propias alegrías,
de tus latidos íntimo testigo.
En multitud perdido, soy amigo
ajeno ya a mis otras compañías,
y amante soy, rodando rebeldías
sobre tu piel de nardo que mendigo.
Ya no tienes, ni yo tengo frontera,
amalgamada en mí de tal manera
que tú eres yo, soy tú, no somos dos.
Si desertar quisiera desairado,
si evadirte intentaras de mi lado,
doble muerte sería un sólo adios.
Los Angeles, 15 de marzo de 2003