764 - Mientras yo aquí
Fatigado de luz y de estridencia,
se arropa el día en la quietud oscura
de la cálida noche, en que se augura,
si leve asalto, leve resistencia.
Tiempo de intimidad, de confidencia,
sobre el diván, que en languidez madura;
y la intención furtiva se aventura
tal vez bajo escarceo de inocencia.
La mano es alpinista en la rodilla,
en avance gradual a la mejilla,
desplegándose en brazo sobre el hombro.
Los párpados descienden, sin desvío,
y habrá un beso en tus labios que no es mío,
mientras yo aquí entre lágrimas te nombro.
Los Angeles, 6 de abril de 2003