866 - No me aislaré
Ya tu inmovilidad no me hace daño;
sangré al disminuir tu movimiento,
mas se cerró la herida, y el lamento
fue descendiendo al último peldaño.
No me aislaré, como hace el ermitaño,
a mundo y piel hostil en su elemento;
hay demasiado en mí de sentimiento,
y hoy, como ayer, de abrazos me acompaño.
Veré pasar los días uno a uno,
aceptaré los besos, daré alguno,
quizá halle en otros labios tu sabor.
Mas seguiré besando, hasta borrarle;
si persiste, si no logro olvidarle,
le dejaré quedarse..., sin dolor.
Los Angeles, 16 de agosto de 2003